Hacer sexting antes de tener sexo con alguien es muy excitante. #443 es un maestro del sexting porque logra provocar sin ser muy explícito.
#443 tiene 30 años, mide 1.70, es blanco, tiene una barba linda, labios delgados y ojos negros y pequeños, algo rasgados pero no como los asiáticos. De hecho, sus ojos eran lo más lindo que tenía, porque hacían que tuviera una mirada sexy.
Agarré su mano y lo llevé a la habitación. Cuando entramos y cerré la puerta mientras sus clavaban su cadera contra mi culo. Presionó fuertemente su miembro contra mi cola mientras sus labios atacaban los míos.
Nos separamos para tomar aire y luego besó lentamente mi cuello recuperando un poco de control. Gemí fuertemente mientras chupaba y mordisquea mi cuello, sabía que me iba a dejar un “hickie” pero no me importaba porque lo estsba disfrutando.
Mientras tanto envolvía mis piernas alrededor de su cadera para que pudiera tener un mejor acceso a mi cuerpo. Gimió en voz alta mientras mis uñas se clavaban en su espalda y lo rasqué mientras gruñía, quitándose los pantalones y apretando más fuerte su cuerpo contra el mío.
“Te voy a follar hasta que no puedas ponerte de pie”, me dijo. Se arrancó los calzoncillos y descubrí su verga recta de unos 18 centímetros.
Me acosté boca arriba mir tras él estaba parado y le pedí verga como si no me hubieran dado pene en 3 días, gemí llamando su atención mientras #443 presionaba su punta contra la apertura de mi ano, presionando más y más duro.
Metía la punta un poco y luego la volvía a sacar, lo hizo un par más veces mientras hacía círculos repentinos en mi ano, lo cual me hacía saltar y gemir. Respondió a mis gemidos deslizando la mitad de su enorme verga dentro de mí haciéndome gritar y arquear mi espalda hacia arriba.
Mis uñas se clavaron profundamente en su espalda de nuevo cuando se inclinó encima mío y me dio una palmada muy fuerte en mi nalga derecha haciéndome gritar de placer. Empiezó a deslizar su pene dentro y fuera lentamente follándome delicioso, hundiendo sus manos en mi pecho, presionando cada vez más su pene dentro de mí, finalmente yendo hasta el fondo.
Lo agarré de la nuca y balanceé mi cadera con fuerza mientras comenzaba a darme cachetadas que me dolieron, haciendo que mis gemidos se volvieran gritos.
Empezó a azotarme duro hasta que estuvo a punto de correrse. Sacó su pene, se quitó el condón rápidamente y eyaculò en mi abdomen justo después. Notélaa gotas de sudor que empezaron a caer de su frente y su pecho, fue mucho esfuerzo físico el que hizo esa noche conmigo.
Nos bañamos juntos y me pidió el uber para devolverme a mi casa. Todavía recuerdo sus lindos ojos de modelo de revista.
Puntuación: 8,5 de 10